Al poco rato apareciste, serian las cuatro de la mañana. Entraste en el dormitorio y saludaste. Venías desaliñada, tu pelo alborotado, sabía que te habían follado de una forma salvaje. Te pregunte como estabas y al darme un beso, noté que tus labios olían a sexo, habían tenido una polla en su poder, me encantaba. Estabas sudorosa y eso me volvía loco, estaba deseoso de lamer tus labios y por supuesto tus nalgas. Me volvía loco la idea de pensar que te habían sobado y ahora era yo quien disfrutaría contigo, Te levantaste tu pequeña falta y me enseñaste tu sexo, todavía derramando semen.Que delicia ver tu sexo aun rojo de las embestidas de otro y saber que yo iba a comerlo y disfrutarlo ahora. Te acercaste y me lo ofreciste. Lamí aquel coño con tanto morbo que el semen se mezcló con tus jugos cuando explotaste en mi boca. Lamí tu coño mientras tu me sujetabas la cabeza, mordí tu clítoris y manosee tus tetas cuanto quise. Estabas follando casi de seguido a dos hombrea a la vez y portándote como a los dos nos gustaba que lo hicieses, me gustaba ver como te sentías usada. Engulliste bien mi verga y la lubricaste lo suficiente como para metértela tan dentro como pudiste. Dabas golpes de cadera dejándote penetrar y dejando que mis huevos golpeasen tu culo, había veces que al entrar y salir mi verga de ti, salia también parte del semen que tu macho había dejado dentro. Follamos cada vez mas rápido y nuestras corridas no se hicieron esperar, primero tu te vaciaste encima de mi, clavándome las uñas en la espalda y gimiendo el placer que tu cornudo estaba dándote, luego exploté yo, inundando tu sexo de caliente semen, mezclado con el de tu macho anterior.
Permanecí dentro de ti un buen rato, mientras tu lamias los gorgotones de semen que salían de tu coño y recogías con tus dedos.
