viernes, 14 de febrero de 2014

EXCITANTE.....COMO TUS DESEOS

Todavía me excito cuando recuerdo aquella noche en aquel club, Teníamos una copas y deseábamos hacer algo diferente. Estábamos en la barra, tu presumiendo de piernas y escote y yo presumiendo de ti. Estabas caliente, se te notaba en los ojos y sé que pedías algo excitante. Te mordiste las labios cuando viste aquel chico enfrente tuyo. Te pregunte si te gustaba y con un suave movimiento de cuello lo afirmaste y dejaste entrever mucho mas que un si. Le llamaste con una sonrisa, mientras yo me despegaba de ti. En el club solo quedábamos nosotros tres y la chica del bar. La música era tenue, sonaba Sabina, la luz era escasa y el morbo era mucho. Ví lo que pretendías y me fui al baño. Tras lavarme las manos y refrescarme un poco la cara, volví a la barra. Tu estas sentada en aquel banco alto y rodeabas al chico con tus piernas y abrazándole con tus zapatos de tacón alto. Te te manoseaba los muslos y las medias dejaban ver las ligas negras. Estabas preciosa y aquel chico te besaba y te sobaba las tetas con ansia, mientas tu entregabas tu cuello y te dejabas hacer. Abriste su bragueta y cogiste su miembro. Su verga era como un juguete para ti. El te apartaba la pequeña tela de tus bragas y tu la resfregabas contra tu coño con ganas. Se notaba que estabas húmeda. Con un simple movimiento de cadera estaba dentro de ti, no de una forma agresiva, sino suave, como a ti te gustaba saborear una verga, despacio..El chico se movía despacio mientras tu clavabas las uñas en sus glúteos. Era precioso poder verte gozar así. La chica del bar no perdía detalle de aquel sutil polvo. De vez en cuando también se mordía los labios y no era para menos. Yo me acerqué y viste como mi polla quería salirse de su sitio. Mientras tu coño engullía toda aquella verga, sacaste mi polla y empezaste a masturbarme. Empezamos a besarte el cuelos los dos a la par y eso sé que te volvia loca. Iba a reventar de un momento a otro, sobre todo viendo como los huevos de ese desconocido golpeaba tu culo sin cesar. Tú gemías mientras me hacías una paja y parece que fué instintivo cuando ese hombre te soltó toda su leche en lo mas profundo de tus entrañas, tiraba de tu pelo hacia atrás y te mordía los labios,tu gritabas derramándote encima de aquel banco, manchando el cuero y yo manchaba el suelo con la leche que me habías sacado con aquella morbosa paja.

domingo, 2 de febrero de 2014

Tarde de otoño





En una fría y lluviosa tarde de domingo decidimos quedarnos refugiados en casa. Tu y yo acurrucados en el sofá, uno enfrente del otro, con las piernas entrelazadas y cubiertos por una suave manta, tu leyendo "Delta de Venus" de Anaïs Nin y yo leyendo poesía de Joyce Mansour.
Los cristales empañados por la lluvia, el calor de la habitación, las paredes repletas de libros, la chimenea encendida y los cafés en la mesilla hacían el ambiente cálido y acogedor.
Que tu me leyeras en voz alta los párrafos más eróticos de la novela resultaba muy excitante lo cual me animaba a leerte algún que otro poema. Recitarte poesía erótica provocaba en mi vivificantes escalofríos , que fueron los primeros de tantos que nos concedimos esa apasionante tarde de domingo.
La manta empezaba a sobrar y cuando comenzaste a acariciarme las piernas por debajo de ella, decididamente la tiré al suelo. sólo tenía puesto las braguitas y una camiseta que mostraba la excitación en mis pezones, tu los mordiste atreves de la fina tela y yo lo sentí en mi entrepierna. Dios! de nuevo te necesitaba, nunca me cansaba de ti, estaba húmeda y caliente y deseaba que tu me saciaras. Me sonreíste maliciosamente -Eres una golfa- me dijiste -Siempre quieres mas- Casi sin darme cuenta me distes la vuelta, me pusistes a cuatro patas y me acariciastes el sexo aún con las bragas puestas, el calor se extendió por todo mi cuerpo. Me quitastes las bragas y seguistes acariciándome e introduciendo tus dedos en mi cuerpo. Sentí tu aliento en mi nuca y tu mano agarrándome el pelo mientras me afirmabas que esa tarde ibas a follarme el culo entonces comencé a notar tu erección introduciéndose dentro de mi, tus manos agarraban fuerte mis caderas marcando el ritmo del vaivén, la excitación invadía mi cuerpo y el tuyo hasta que te vaciastes dentro de mi después de darme un placentero y delicioso orgasmo.