domingo, 9 de septiembre de 2018

Shhhhhhhuuuuuuuussss









Te imaginé en el campo, desnuda, con tu bragas en las rodillas, rodeada de girasoles, inclinada hacia mi, mirándome fijamente a los ojos, mordisqueándote los labios, hambrienta de sexo, mientras aquel hombre también desnudo,  te penetraba una y otra vez. Te tenía sujeta por los hombros suavemente, penetrándote gustosamente sin parar, sabiendo que disfrutabas de aquella situación. Tu coño no dejaba de lubricar y a mi me encantaba ver como disfrutabas. Imaginaba el goteo de flujo en tus bragas. Con tu mano derecha sujetabas mi polla, mientras yo te masajeaba los pechos. Tus pezones estaban duros. Dios que placer poder gozar de esa situación. Tu gemías a cada embestida y empujabas hacia atrás, tratando de gozar de cada centímetro de carne dentro de ti. Me gustaba el brillo de tus ojos, los miraba y comencé a masturbarte a la vez. Gemías cada vez mas hasta que aquel hombre explotó dentro de ti, dejando salir toda su leche por entre los entresijos que quedaban entre su polla y tu coño repleto de carne. Seguí masturbándote y te corriste en mi mano gimiendo, jadeando y arañando mi pecho  a la vez que yo también me derramé delante de ti. Mi leche brotó caliente en tu mano y no dejaste nada dentro. Masajeaste mis huevos vacíos, sonreíste y me besaste.
Exhausto, abrí los ojos y me  dejé dormir, degustando los placeres de haber podido imaginarte así algún día y con la pena de que aquella fantasía fuese solo eso, una fantasía.
Shuuuuuuuussss, buenas noches princesa











miércoles, 15 de agosto de 2018

A VECES...





A veces.... mi pensamiento sigue siendo tan canalla como el  de antes, sobre todo cuando  te observo y me vienen al recuerdo aquellos momentos, aunque siento que  en aquella hoguera que un día mantuvimos viva juntos y que juntos apagamos, aun quedan ganas de que haya algún que otro rescoldo que nos sumerja de nuevo en nuestro olvidado mundo, ese mundo de lujuria, de sensaciones, de pasiones y de perversión que tanto nos gusta y que tanto tiempo  hace que no visitamos, pero que seguro está tal como la ultima vez. Ese submundo de caminos retorcidos, impuros e indecentes que tanto nos ha gustado siempre y que un día u otro visitaremos, ya que no estamos en edad de quedarnos con ganas de nada ni de desmerecernos ningún capricho.Ese mundo que nos mantiene vivos y que tan canallas nos ha mantenido tanto tiempo. Mientras tanto, seguiremos en caminos paralelos, pero nuestra perversión nos hará cruzarnos algún día y juntos reviviremos ese lienzo en blanco que nos da la vida y que pintaremos con nuestra paleta de colores reemplazada por sensaciones.









sábado, 12 de mayo de 2018

MORBOSIDAD EN SU PLENITUD

Fue una de esas tardes en que nos sentíamos con ganas de hacer cosas. No sabíamos porqué, pero teníamos la sensación que algo especial iba a pasarnos. Salimos de casa con zapatillas de deportes y ropa adecuada para dar un paseo por esos caminos de tierra rodeados de pinos y vegetación. Nos subimos al coche y tras recorrer unos kilómetros, aparcamos junto al sendero y nos pusimos en marcha, dándonos conversación, pero sin dejar de mirarnos, ya que las mallas de licra nos llevaban muy ajustados a los dos. A mi me dejaba insinuar toda la verga. llevaba días sin descargar y estaba un poco mas grandota de la cuenta y a ti, te hacía un culito redondo y te dejaba imaginar tu coño entre aquellas costuras y tus tetas se balanceaban  a cada paso que dabas.
Me gustaba que me adelantases en el paseo, por que así me deleitaba mirando tus curvas, estabas para follarte y tu lo sabías, así que cada vez que podías, sacabas un poco mas tu culo, te gustaba verte deseada. Caminamos un buen rato en circulo hasta divisar de nuevo el coche. Sudábamos bajo el sol de aquella tarde y yo me imaginaba tu coño. Estaba deseando llegar a casa,  lamerlo y descargarme en el. Al llegar al coche, abrimos las puertas y nos sentamos en los asientos descansando un poco. Yo estiré la mano y te manoseé la entrepierna, estaba caliente y deseoso de follarte, ya que me ponía caliente verte tan apretada. Metí la mano y con la ayuda del sudor, mis dedos entraron con suavidad en tu coño, mientras tu  con la cabeza hacia atrás, disfrutabas de la paja que te hacía. Aceleré el ritmo y no pudiste contener el gemido que vino acompañada de una corrida. Me encantaba ver como te corrías. Cual fue nuestra sorpresa, ver como alguien nos observaba. Era un chico joven  que mientras nos miraba, se estaba masturbando.  Se masajeaba la polla suavemente, disfrutando de la escena Eso nos produjo mucho morbo y sin parara de masturbarte, le insinuamos que se acercara. Era joven y tenía buena verga. Al acercarse, le recibiste con una sonrisa, cogiste su polla y empezaste a lamerle hasta engullirla en tu boca. Fue muy intensa la mamada que le hacías mientas yo os  miraba deseoso de participar. Así estuviste degustando la verga unos minutos cuando tomé la iniciativa de participar y con un pequeño gesto tu me lo negaste. Me ordenaste que me sentase en el asiento delantero. Como buen cornudo, obedecí tu orden. Me baje el pantalón de licra y empecé a masajeara mi polla despacio hacia arriba y abajo. Estaba muy caliente. Pasaste al chico y lo sentaste en asiento trasero, desprendiéndolo de su pantalón. Tu te quitaste el tuyo y me dijiste: Observa y aprende, cornudo.
Cogiste su polla con tu mano y poniéndola en posición, la metiste en tu coño hasta que los huevos cocaron con tus carnes. El chico te habría las nalgas del culo con las manos mientras tu cabalgabas su polla. Gemías sin ningún pudor mientras comías su boca y me decías que observara como se folla y como se ponen unos buenos cuernos a un cornudo como yo. No hizo falta mucho para que aquel chico con sus manos en tus nalgas y chupándote las tetas a cada golpe de polla empezara gemir, mientras tu no parabas de follar. fue brutal ver como follabais, mientras tu con tu mano me hacías la señal del cornudo y empapados en sudor, os corristeis los dos gimiendo como puta y macho que erais. La leche se te salía del coño, sin que tu, dejaras de resfregarte. Fue una corrida bestial. Desmontaste tu coño de aquella verga aun tiesa y te pusiste a su lado. Estabais empapados de sexo. frente a mi os tenía a los dos llenos de todo, cuando me dijiste que os lamiese. Obedeciendo como siempre, lamí la polla de aquel chico hasta los huevos, pasando de vez en cuando por los labios de tu coño, saboreando tu coño lleno de la leche recién sacada de aquel macho tuyo. Lamí durante unos minutos tanto tu coño como su verga hasta que tu te corriste de nuevo en mi boca, mezclado semen, saliva y tu jugos.
Una vez corrida, me hiciste salir del coche y me obligaste a masturbarme delante de vosotros. Estaba muy caliente, así que tras frotarme la polla con rapidez, descargué toda mi leche en el suelo, junto al coche, quedando exhausto y sin dejar que quedase dentro ni una sola gota de leche.
Despediste al chico con un largo besazo, metiéndole la lengua hasta la garganta y nos volvimos a casa, con la sensación de que algo morboso nos ocurrió aquella tarde

sábado, 28 de abril de 2018

LUZ DE NEÓN

Aquella oscura noche me encontraba solo en la esquina de aquel club de intercambios, era uno de esos apartados locales en los suburbios mas infrecuentados de la sociedad, donde normalmente solía acudir cuando no me sentía demasiado bien. Mi copa era mi única compañía en aquella oscura y ruidosa barra. No buscaba nada en concreto, solo lamentar mi soledad y ahogarla en alcohol. Me sentía un Bucowski mas fracasado aún de lo habitual.
La chica de la barra, en ocasiones salpicaba mi estancia con alguna corta frase, como insinuando atención, pero no era una buena noche, al menos para mi. Las parejas entraban unas tras otras, la mayoría cabizbajas, como queriendo disimular su entrada y queriendo pasar lo mas desapercibidas posible, al menos hasta que rompieran un poco el hielo del local. Unas se acercaban a la barra a pedir bebidas y otras carcajeaban con risas llamativas, reclamando atención. Entonces entrasteis vosotros. Yo ni siquiera me di cuenta. Seguía con la cabeza baja sumergido en mi copa. Os sentasteis tu marido y tu justo enfrente, en un pequeño sofá junto a la barra. Levanté la cabeza y te vi, estabas preciosa, exuberante, sensual. Me gustaban tus medias enrejadas, tu tacón alto, tu blusa insinuante, tu pequeña falda mostrando un poco de tus piernas, tu sonrisa descarada..... Me mirabais los dos entre susurros y yo os correspondí con un pequeño gesto con mi cabeza levantando suavemente mi copa. Seguí bebiendo y vi como empezabais a calentar la noche con arrumacos, besos en el cuello y algunos tocamientos obscenos. Comprendí que os gustaba ser observados y sonreí. Tu no dejabas de mirarme, incluso cuando el metía sus manos entre tus muslos, tu volvías la cabeza hacia mi sonriendo. Dios... cuanto morbo desprendías. Tras un pequeño cuchicheo en su oído y un pequeño manoseo  sobre su pantalón, en el cual dejo mostrar que estaba excitado, te acercaste a mi, cogiste mi copa y te zampaste un buen sorbo de mi gin tonic. Bebiste con tal gusto que se escaparon algunas gotas por la comisura de tus labios, lamiéndolos con tu lengua muy cerca de mi. Me cogiste por la nuca y me besaste. Degusté tu lengua en lo mas profundo de mi boca, mientras con los ojos abiertos miraba como tu marido nos observaba excitado  tocándose la verga. Me excité de tal forma, que te atraje mas todavía, haciendo que tus duros pezones rozaran contra mi. Bajaste mi cremallera y sacaste mi polla, mientras yo bajaba mi mano por tu espalda buscando las curvas de tu culo, encontrando aquel pequeño tanga que apenas cubría nada. No tuve mas remedio que levantar mi cabeza cuando noté que engullías mi polla en tu boca. Salivabas toda aquella carne con tu lengua y yo te manoseaba toda. Me gustaba ver como caían tus tetas a golpe de embestidas cada vez que tragabas mi sexo. Tu marido seguía mirándonos excitado. Era como si le gustase ver como su mujer estaba siendo usada. Tras unos minutos de excitación y sin querer dejar de chuparme, levantaste la cabeza y volviste a lamer mis labios. Sabían a sexo, sabían a mi y a ti y metiéndote la mano por detrás, te aupé sobre mi, apartando aquella diminuta porción de tela que te cubría tu sexo y mojados como estábamos, tu sexo engulló mi polla hasta que tu coño tocó con mis huevos. Fue excitante, morboso, espectacular ver como la chica de la barra nos observaba follar y tu marido se mantenía firme en su rol de buen cornudo. Tu gemías a cada embestida. Fueron varias las veces que noté como tus fluidos caían por entre tus piernas lubricando mas aquel túnel del placer y sexo. Me puse de pié y dándote la vuelta hice que apoyases los brazos en la barra y mostrándole tu culo a nuestro observador, te abrí un poco con la mano y penetré mi verga hasta lo mas profundo de ti, hurgando tus entrañas sin prisas y procurando disfrutar de ti, todo lo que tu lo hacías de mi. Tu mirabas a tu cornudo mientras  acelerábamos las folladas, sin dejar de mirarle, tragando sexo, sintiéndote usada, sintiéndote una cualquiera, sintiéndote mía. Gemías  cada vez mas y mi polla cada vez mas dura, buscaba tus entrañas con mas rapidez, hasta que una descarga  de leche inundó tus gemidos de gusto cuando te corrías. Mantuvimos mi verga dentro unos minutos, gozando aquel climax y besando tu nuca. Estábamos empapados en sexo. Recuerdo que mi semen caía por entre tus piernas sin ni siquiera molestarte en limpiarlo. Te gustaba sentirlo caliente y te producía sensaciones liberadas. Poco a poco sacaste mi verga de ti, me sonreíste y me besaste de nuevo, acariciando mi cara con tu mano y dedicándome una bonita sonrisa de despedida. Te dirigiste hacia tu chico, juntos me dedicasteis una sonrisa y juntos os perdisteis por las oscuridades del aquel oscuro lugar repleto de rojas luces de neón. Mientras os alejabais, comprendí que quien se había sentido usado, era yo...


Un beso