viernes, 24 de octubre de 2014

Una sumisa rebelde




Siempre has tenido una morbosa curiosidad en saber sobre mis gustos masculinos, sobre el tipo de hombre que me atrae. Pero nunca he podido aclarártelo simplemente por que cuando te tengo a mi lado sólo tengo ojos para ti. Esa noche fue distinta, nada más entrar en el local donde últimamente solíamos ir alguien llamó poderosamente mi atención y también la tuya. No se si fue su mirada insistente y penetrante o si realmente me atraía su físico, la cosa es que no podía dejar de mirarlo y me seducía su descaro. El sabía que yo te pertenecía ya que llevaba de forma visible el collar de sumisa y no tuvo mas remedio que acercarse a ti para pedirte permiso, quería follarme. En tus ojos había una mezcla de morbo y rabia que me encantó y a pesar de que no te gustó nada el descaro de ese hombre y que te morías de ganas de follarme no podías permitirte que vieran tu debilidad hacia tu sierva. Accediste y me llevó a un cuarto, cerró la puerta para que no entrara nadie pero había un cristal, al que tu te asomaste por el cual veías como me desnudaba, me acariciaba, me besaba, me follaba. El calor de nuestros cuerpos se convirtió en vapor que empañó el cristal donde tu rostro se veía ahora distorsionado.Tu lo habías permitido pero yo sabía que no querías, me acerque y con mis dedos dibujé unas letras "cornudo". Yo sabía que esto lo pagaría caro, me esperaba un castigo que me merecía y cuando salí del cuarto volví a tu lado. Sin decir nada me cogiste de la mano y me llevastes a la mazmorra, allí me empujastes sobre un colchón, ¿Qué me has llamado puta? cornudo te dije, así que me abristes las piernas y me pusistes los grilletes y las esposas y allí me dejastes desnuda a la vista de todos.........(continuará)

viernes, 17 de octubre de 2014

PERVERSION

A ti siempre te había llamado la atención, eso de que que una noche con dos copas de mas, cuando las pasiones y las sensaciones perversas empiezan a aflorar, ser atada en aquella habitación sin llegar a saber lo que te pudiese suceder. Pues bien, creo que aquella noche era perfecta. Llevabas aquellas medias a medio muslo y según tu me habías dicho, te habías arreglado para una noche que segun tu, sería especial, ya sabes, presentimientos femeninos. Pues bien, aquella noche cuando llegamos al club, después de haber apurado las ultimas caladas de un cigarro en aquel callejón, junto a la tenue luz de aquella maltrecha farola y aquel neón verde, disfrutando de la sensualidad que emanabas apoyada en aquella palmera, la picarda de tus tacones de aguja, de tu cómplice mirada y de aquella luna rota que coronaba la noche, pasamos al interior y no fueron pocas las miradas lascivas que recibimos. Era como si supiésemos que nos adentrábamos en el salón del placer y eso nos gustaba.
Nos apoyamos en la barra y pedimos una copa, junto a nosotros, varias parejas intercambiaban miradas y se reían abiertamente, dejando entrever la soltura de aquel lugar. Al otro lado, se escuchaban los gemidos de una mujer que disfrutaba de la viril verga de un joven, mientras su marido masajeaba sus pechos  y ayudaba a que aquel miembro entrase lo bastante como para que su esposa quedase bien satisfecha. Sonaban quejidos, chasqueos y gemidos cuando se corría de una forma animal. La mujer hizo que su marido limpiase aquella corrida de su coño, mientras mantenía su mirada perdida entre los que mirábamos en la barra.
Tomaste un sorbo de tu copa, excitada la escena que acabábamos de ver y me tocaste la polla por encima del pantalón, estaba muy dura. Sonreíste y con una mirada de complicidad, pasamos a la zona interior, donde el cuarto oscuro nos esperaba. A la entrada, delante de varias parejas que allí charlaban, te quité las bragas y manoseé tu coño, estaba húmedo y di buena cuenta de la tu culo, levantándote la falda y haciéndolo mostrar a los que allí nos miraban. Te arrodillaste, me sacaste la verga del pantalón y tragaste toda mi polla, no sin antes masajearla y salibarla. Estuviste mamando un buen rato, hasta que pasamos al cuarto oscuro, que allí nos esperaba. Fueron varias las manos las  que sentimos acariciando nuestro cuerpo. Yo te saque las tetas y tu no dejabas de manosear mi polla. Sentiste como varias manos acariciaban tu culo y al palpar tu coño, noté como unos dedos estaban penetrando en tu coño. Tu gemías y te movías al son de aquellas manos, mientras mamabas mi polla. No tardaste mucho en vaciar tu corrida en las manos de aquella persona, ahogando los gemidos de tu corrida con la polla que mamabas. Exhausta pero muy calientes, salimos del cuarto y fuimos directos a una sala contigua, donde todas las personas que pasaban se paraban a mirar y donde sin poder esperar mas, te tumbé boca arriba, te ice doblar las rodillas y de un solo golpe engulliste en tu coño toda la caliente verga que con tantas ansias deseaba follarte. Te penetré hasta las entrañas, tu gemías sin apartar tu mirada de mi cara, yo embestía hasta que mis huevos chocaban con tu culo y tu coño se empapaba cada vez mas de  los fluidos del placer. Empezamos a follar cada vez mas rápido hasta que con una buena embestida, llené tu coño de leche y tu clavabas tus uñas en mi culo y gritando todo lo cornudo que era. Ya corridos los dos, seguí metiendo y sacándote la polla de tu coño  mientras nos mirábamos y recogíamos y nos llevábamos a la boca, todo el fruto de aquella maravillosa noche de placer.


martes, 14 de octubre de 2014

Así es....

Sigues siendo la última persona en quién pienso cada noche y la primera que viene a mi mente por la mañana. ¡Uff!  Vaya pastelada. Mejor te diré algo igual de cierto....Sigues regresando a mi mente cada vez que me masturbo.