lunes, 20 de abril de 2015

ÚNICA

Aquella noche te recogí en aquel aparcamiento solitario, como siempre. Recuerdo que me esperabas de pie en una esquina del coche,Estaba oscuro, solo una amarilla farola iluminaba la calle, soplaba un poco de viento y eso  tenía tu flequillo u poco rebelde. Te recuerdo sonriendo a mi llegada, con aquella gabardina oscura que solo dejaba ver tus tobillo y tus botines de tacón alto. Paré mi coche junto a ti y nos dirigimos a nuestro lugar de juegos.
No hablaste mucho durante todo el trayecto, pero dejabas notar en el brillo de tus negros ojos algo especial. Olías muy bien, como siempre y al decírtelo, sonreíste para mi de una manera muy pícara.
Una vez dentro y tras haber pedido unas copas, me pediste que te acompañase al baño. Nunca había ido al baño con una mujer y eso despertó en mi algo especial. Pasamos juntos a aquel baño y te quitaste el abrigo. Diooooosss, llevabas una pequeña minifalda tableada, una blusa blanca casi transparente insinuando tus pezones. Sabes que me vuelve loco que lleves esas ropas te dije. Te quitaste los zapatos y te pusiste unos calcetines blancos y unos botines y te cogiste un par de pequeñas coletas. Estabas impresionante. Me diste un beso en los labios, te levantaste la falda, dejaste caer tu tanga hasta las rodillas y te sentaste en le water a orinar sin dejar de mirarme a los ojos y de sonreír, La estampa era muy morbosa y sabias que estaba a mil, mi polla estaba dura como un roble y tu lo comprobaste por encima del pantalón. Cuando terminaste en el water, te limpiaste sin dejar de mirarme, te quitaste el tanga y lo tiraste a la papelera. Hoy voy a sentirlo todo tal y como es, sin pudores, y salimos del baño.
Recogimos las copas y cuando subíamos las escaleras, no dejaba de mirar como asomaba tu coño por debajo de aquella falda. Me volvía loco verlo como se movía  entre tus piernas.
Una vez arriba, no resistí la tentación de sentarte en el sofá y arrodillarme ante ti y lamerlo. Estaba húmedo, aunque yo me encargué de ponerlo mucho mas. Hurgaba con mi lengua dentro de ti mientras tu gemías de gusto con tus piernas sobre mis hombros. Eran muchos los hombre y mujeres que nos miraban, te encantaba ser observada. Uno de ellos se sacó la polla y empezó a menearsela delante de nosotros y eso te agradaba. Cuando te comí el coño, bajé tus piernas y saqué mi verga, estaba dura, como a ti te gusta, me cogiste los huevos y me acercaste hasta tu boca donde la engulliste hasta la garganta.Me encanta ver como me la chupas te dije mientras el otro hombre se agachaba y te empezaba a lamer el coño. No dejabas de gemir con tu boca llena de verga y a mi me encantaba verte así. Cuando no pude mas, hice que te levantases y te puse de espaldas y de rodillas en el sofá y de una sola embestida te penetré hasta las los huevos permaneciendo inmóvil. Tu gemido pudieron oírlo todos los del local. Estábamos calientes como perros y yo deseando follarme a  aquella colegiala.
No paré de embestir una y otra vez, notando como tu coño se mojaba cada vez mas. Follaba y chocaba mis huevos contra ti , entraba y salia mi polla mojada por tu semen, hasta que empezaste a empujar mas fuerte hacia atrás, te agarré el pelo y te penetré con fuerza, hasta que explotamos juntos en un orgasmo de placer mezclado de semen, sudor y miradas calientes.
Saqué mi polla de dentro de ti y sin limpiarte tu hinchado coño me dijiste.: hoy voy a sentirme una colegiada sucia para ti y podrás verme follar con otra verga encima de tu leche, hoy voy a disfrutarlo así, sucia, como a los dos nos gusta