viernes, 27 de marzo de 2015

Divagando



Se que sabes lo que pasa por mi cabeza cada día cuando te veo, cuando te acercas a mi y te sientas a mi vera y me sonríes. Se que sabes lo que pienso cuando te acercas aún mas para hablarme algo al oído y noto la calidez de tu aliento. Se que sabes que en esos momentos me lanzaría a morderte los labios, hasta hacerte sangre, para después lamértela, igual que lamo todos tus fluidos. Lo se por que nuestras miradas se entienden demasiado bien, cada día tus ojos me dicen -¡¿Eh muñeca aquí estoy te atreves a meter la mano bajo el paño de la mesa y tomarme el pulso!? Bueno, quizás no me digan eso tus ojos, quizás todo sea cosa de mi mente calenturienta, pero la culpa es tuya por que tu sabes lo que provoca en mi tu sonrisa, sabes que me desarma y que en el momento en el que me miras y me dices -Hola- ya se que mi misión en la vida es hacer que nunca dejes de sonreír. Igual que tu misión en la vida es hacer que mis bragas siempre estén húmedas. Bueno eso tampoco es cierto, también es cosa de mi mente calenturienta, por supuesto que tu misión en la vida no es esa, pero si que lo consigues siempre que me miras, como el otro día, no creas que se me paso por alto tu manera de mirarme los muslos, ¿Te gustan mis curvas? apostaría a que el culo también me lo has mirado en el momento en el que has tenido ocasión. Ojalá estuviesen aquí conmigo jugando con mis nuevas curvas. Metiendo tu cara entre mis suaves, blandos y ligeramente hinchados pechos, mis pechos entre tus húmedos y cálidos labios, tu dura poya entre mis abiertas caderas, tus ágiles dedos entre mis nalgas y tu cuerpo entre mis brazos. Pero no, no estás aquí jugando con mi cuerpo, pero si, si que estás tú dentro de mi mente.