Iba
a ser una mañana como tantas otras, nada en el ambiente sugería lo
contrario, rutina, estrés, carreras, lo típico en una jornada
laboral en la empresa donde trabajábamos. Si, una mañana típica,
hasta que te vi de espaldas en un pasillo, siempre que te veía de
espaldas, me daban ganas de agarrarte, trepar a ti y morderte el
cuello, tu cuello era una de mis debilidades. Pero no lo hice, no te
mordí, no. Hice otra cosa, te agarre del brazo para pararte, acerque
mis labios a u oído y muy bajito y con el tono mas sugerente que
pude te dije - ¿Cuándo vamos a volver a quedar tu y yo de nuevo
para follar?- Te volviste a mirarme muy serio y yo ya casi
arrepentida te solté que es verdad que debería de dejarte tranquilo
pero que tu habías empezado escribiendo que seguías imaginándome y
recordándome y yo, que no he dejado de pensar en ti ni un solo día
….... -Vaya- dijiste interrumpiéndome y acercando tu boca tanto a
mi que tus labios casi me rozaron - has tardado mucho, me preguntaba
cuanto tiempo mas conseguirías dominar a la puta que llevas dentro,
por mucho que intentes ser decente eres una zorra- y te fuiste.
La
sangre me hervía pero no de rabia, me hervía por que me habías
puesto a cien, me ponía que me insultaras de esa manera, pero
también te di la espalda y seguí mi camino, en realidad no esperaba
ninguna respuesta pero me gustó tu reacción. En realidad se que no
puedo tenerte pero estas noche, en mi imaginación volveras a estar
de nuevo dentro de mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario