sábado, 3 de septiembre de 2016



A veces pienso si tus labios siguen siendo de azucar y tu lujuria sigue siendo salvaje, a veces siento que me devoras con la vista, que me follas con la mirada y creo ver que  me saboreas, ensando no se que fantasia. A veces siento el impulso de acercarme a ti, de rememorar instantes que jamás contaremos, que guardamos para nosotros. Echo de menos aquellos cigarrillos bajo aquella hermosa luna, recuerdo el humo saboreado por nuestras bocas  sedientas de todo y el frescor que nos dejaba el viento, en aquel callejón oscuro, donde los unicos protagonistas éramos, la luna, tu y nuestros cuerpos.


Mientras tanto, un gato negro merodeaba tranquilo por aquel callejón entre cubos de basura abollados. La luz amarilla de una farola destelleaba  sombras sobre el suelo, y alli, como si fuesen dos gatos mas, entre las las sombras y la humedad de la noche, dos amantes saciaban sus ansias de sexo. Sudaban, se lamían, se arañaban como gatos callejeros. Intentaban no dejar ni un solo resquicio libre entre sus cuerpos. El la tomaba con ansias, mientras ella recibía extasiaba los embistes de su cuerpo. Miramos aquella escena con ese brillo en los ojos tan peculiar y tu  me sonreiste, mientras soltabas una bocanada de humo que daba como fruto ese cocktail tan buscado, tan complice y tan nuestro.




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